Saturday, November 23, 2013

15 cosas de las que están llenas las novelas de Jane Austen

- De parientes incómodos que ponen a los protagonistas en evidencia.
- De caballeros que parecen caballeros pero luego no son tan caballeros.
- De cartas y notitas que denotan la grafomanía herencia del siglo XVIII.
- De vestidos corte Imperio.
- De mujeres cándidas, silenciosas y abnegadas que aguantan como Cenicientas todo el mal que hay a su alrededor y que, a diferencia de lo que ocurre en la vida real, reciben una buena compensación por ello.
- De paseos por el campo, picnics y tés al aire libre. En algún sitio leí una cosa interesantísima sobre el cambio de la Inglaterra de Jane Austen (luminosa, alegre) a la Inglaterra de las hermanas Bronte (tempestuosa, de interiores); achacaban el cambio a una microglaciación que se produjo en el siglo XIX y que hizo que el tiempo británico pasase a ser esa cosa victoriana lluviosa, húmeda y triste que reina en el imaginario colectivo.
- De gente ociosa que puede perder el tiempo en hacerse los rizos con tenacillas.
- De personajes cuya fortuna es precaria pero que a la vez están completamente incapacitados, socialmente y por ellos mismos, para ganarse la vida de ninguna forma posible.
- De fascinación por los uniformes.
- De alusiones a las colonias, a las Indias Orientales y a las Occidentales, como una cosa velada y lejana pero que puede sustentar la fortuna de familias.
- De guerras napoleónicas.
- De accidentes meteorológicos de inesperadas consecuencias.
- De alusiones a otras obras literarias.
- De viajes e idas y venidas: a Londres, a Bath, al mar...
- De bailes en los que la sociedad se celebra y reafirma. Es una gran desgracia y descortesía no saber/querer bailar.

2 comments:

SisterBoy said...

Lo que me fascina de la literatura decimonónica es el mundo de los rentistas, siempre aparece algun fulano o mengano que dispone de una exigua renta de origen familiar que apenas le da para vivir pero que le permite hacerlo sin tener que disparar chícharo lo que le permite asimismo llevar una vida novelesca. La muerte de la novela siempre he pensado que empieza a forjarse con el ocaso del rentismo.

Ra está en la aldea said...

Bueno, lo que cuesta encontrar en las novelas de Jane Austen es a alguien que NO sea rentista. Sacando un par de militares, todos viven de las rentas asociadas a una propiedad o son párrocos rurales, no rentistas exactamente pero en realidad sí. Y claro, como muchas propiedades no pueden ser heredadas por mujeres, aparecen los fascinantes casos de mujeres cuya única salida real (pero real, nada de presión social y bla bla) es casarse bien o vivir toda la vida de la caridad de los parientes, como le pasó a la misma Austen (como viven toda la vida de la caridad de sus maridos las casadas, en realidad).