Wednesday, September 11, 2013

Moños, tintes y papadas

Con más o menos un año de retraso me he puesto a ver "The Girl", la película del HBO sobre la pajarística, moñística y frigidística relación entre Tippi Hedren y Alfred Hitchcock. Aquí entraríamos en un aburrido bucle de comentar la caracterización de los personajes, la frivolidad de la historia y la papada de pega, pero háganse a la idea de que viene a ser todo lo que se dijo de "Hitchcock" pero aplicado a Toby Jones en vez de a Anthony Hopkins. El interés de "The Girl" es precisamente compararla con "Hitchcock", y mujeres y hombres y viceversa. Son dos historias muy similares ambientadas en el rodaje de películas consecutivas pero que, precisamente por estar contadas la de Anthony Hopkins desde la perspectiva del director y la tv movie de la HBO desde la de la actriz, la versión del personaje y persona Alfred Hitchcock es completamente diferente. 


Insértese aquí su chiste sobre la cara de Sienna Miller al descubrir la caracterización de Toby Jones en "The Girl".


Axioma: Por muy mala que sea una película, siempre la disfrutaremos si trata sobre un rodaje.

En "Hitchcock" (qué lío de repetir nombres y títulos) el director es un ancianito casi entrañable, del que se menciona en algún momento que puede ser un poco obsesivo y pesadito pero con el que Janet Leigh (interpretada por una Scarlett Johansson con el pelo menos favorecedor de su carrera) queda encantada de trabajar. Hay una leve crisis en su matrimonio con su santa esposa Alma Reville pero al final se reencuentran para montar Psicosis y convertirla en una obra maestra. En "The Girl" el director es un obseso y frustrado viejo verde que manipula a Tippi Hedren (Sienna Miller, buff) para intentar seducirla, follársela y finalmente destruirla. Todo basado, claro está, en las declaraciones de la actriz, que le debe al director haber levantado su carrera cinematográfica desde la nada, haberla convertido en un mito y haberla destruido con la misma facilidad y en el plazo de tres años. O sea, una película es una historia de acoso sexual casi en la línea dura de la historia de Nevenka y la otra una fábula sobre una pareja que se reencuentra en el ocaso de su vida gracias a su amor por el trabajo. ¿Qué historia nos creemos más? Da un poco igual (la del asqueroso acosador, por supuesto), lo que importa es cuán distintas pueden ser las versiones de un personaje según la parte de su vida que se decida contar y sobre todo cuál será la versión que se dará en "Grace de Mónaco", el enésimo biopic chiflado de esta temporada en el que Nicole Kidman interpretará a la princesa Gracia y Roger Ashton-Griffiths al orondo genio y saber, oh, sobre todo, saber si incluirá el episodio mencionado por Kenneth Anger en Hollywood Babilonia en el que Grace se desnudaba delante de una ventana para que Alfred pudiera, desde el edificio de enfrente, observarla y pajearse a gusto. Suena demasiado retorcido y demasiado basado en La ventana indiscreta como para ser verdad, pero quién en su sano juicio dejaría que eso tan volátil y ridículo que es la verdad le estropease una buena película.

3 comments:

SisterBoy said...

En cuanto termine Hijos del Tercer Reich (que todavía no he empezado) me pongo a ello. La realidad suele ser más bien lúgubre así que tiendo a pensar en la segunda versión como la verdadera.

¿Por qué no una maxi serie de la vida de Hitch desde su infancia victoriana hasta el fin de sus días? Con diez temporadas tendríamos bastante.

Ra está en la aldea said...

Empecé ayer a ver Hijos del Tercer Reich, y me pareció bastante normalita y previsible de no ser por el pequeño detalle de que de pronto ves una escaramuza en la estepa rusa... y vas con los nazis.

SisterBoy said...

He ahí el intringulis