Monday, June 10, 2013

Hijos de la agencia

Lo más interesante que he leído esta temporada sobre Mad Men (a falta de su final y con algunas cosas indignantes pero otras que me han emocionado hasta la lágrima) no son esas teorías locatis sobre la camiseta de Megan que señala a un posible asesinato del personaje a lo Sharon Tate o las elucubraciones sobre el significado del tan sonriente como inquietante Bob Benson. Lo más interesante que he leído, aparte de los siempre estimulantes, electrizantes y esclarecedores análisis de vestuario que hacen Tom and Lorenzo y que deberían ser el ejemplo de todo lo que se puede hacer con vestuario en ficción e incluso inspirarnos a la hora de vestirnos a diario plenamente conscientes del mensaje que pretendemos mostrar al mundo, lo más interesante que he leído, a ver si arranco de una vez, son dos cosas.
Cosa 1: Esta entrevista con Luis Bassat en la Jot Down que me ha puesto un poco los pelos de punta, la verdad. Miren, miren qué cosas cuenta: "No he conseguido verla todavía. Si puedo lo haré el próximo verano. Pero es que me pone enfermo, porque es que era exactamente así. ¡Yo lo he vivido! Entre el 75 y el 80 me pasé un año y medio en total en Madison Avenue. La primera vez que llegué ahí el director financiero de Ogilvy, un tipo buenísimo, extraordinario, me invitó a comer porque quería conocerme, ya que iba a convertirme en su socio. Me llevó al restaurante al que iban todos los publicitarios, en la 48 entre Madison y la 5ª, y él pidió un whisky sour. Pues yo también. Al cabo de 15 o 20 minutos, pidió otro. Yo también. Y al cabo de 10 minutos llama al camarero y le pregunta qué le debe. Paga, se levanta y nos vamos. Volví con él al despacho pero me escapé a una hamburguesería a comer algo, porque esos dos whiskys en ayunas me sentaron fatal. ¡Ese tipo comía dos whisky sour cada mediodía! El mundo de la bebida, de las mujeres, de las secretarias que se iban a dormir con los ejecutivos, de las modelos que para que las contrataran te invitaban a unas fiestas que acababan con todo el mundo desnudo a las siete de la mañana… he vivido todo esto y, francamente, ahora verlo en la tele no me apetece. Mira, la primera secretaria que tuve venía de una agencia de publicidad de la que tampoco te diré el nombre y le pregunté por qué había dejado una agencia tan buena y tan conocida para venirse a trabajar conmigo, porque yo estaba solo entonces y era un desgraciado que apenas empezaba. Me dijo que ella no estaba dispuesta a hacer lo que hacían el resto de secretarias de esa agencia. ¿Y qué hacen? le pregunté, y me contó que en esa agencia había bastantes “hijos de la agencia”. Hijos de los que no se sabía quién era el padre. Se sabía que era un ejecutivo, pero no cuál. Las secretarias iban a dormir alternativamente con los ejecutivos, con los directores de cuentas, con todo el mundo. Y así eran los inicios de la publicidad." Y todo esto hay que tener presente que él lo vive a finales de los setenta, casi veinte años después del inicio de la serie y con la revolución sexual se supone que ya incluso pasada de moda. ¿En serio es así el mundo? ¿En qué momento el mundo de la publicidad era un frenesí de vicio en el que las aspirantes de acuestan con el producto para ascender como en Hollywood y el resto de la humanidad no nos hemos enterado hasta ahora?
Cosa 2: La chiflante teoría de que, como Matthew Weiner trabajó a las órdenes de David Chase en Los Soprano, Mad men puede leerse bajo el prisma de que Don Draper es Chase y Peggy Olson es Weiner, el pupilo brillante que mantiene una relación de amor odio con su exigente y poco complaciente maestro. No sabemos si esto tiene visos de realidad, pero la perspectiva es molona.

2 comments:

SisterBoy said...

Lo único que digo es que a) hasta ahora he sido incapaz de encontrar (Madrid incluido) un jersey navideño como el que luce Henry en la foto correspondiente a la entrada del 11 de abril http://www.tomandlorenzo.com/tag/mad-style. Sòlo me queda comprarlo por internet pero me da verguenza.

Siempre he sido partidario de que la serie debió terminarse a meidados de los sesenta (más o menos la época en la que terminó la parte más brillante de la carrera de Rod Serling que es para mí un símbolo de esa época), pero dudo mucho que soportara que la serie entrara de lleno en la década de los setenta. Por ahí no paso.

Ra está en la aldea said...

Esos jerseys son los típicos que todos los años las revistas dicen que vuelven a estar de moda pero en las tiendas sólo se encuentran versiones muy comedidas como mucho con copos de nieve; sólo se consiguen calcetados a mano por alguna amorosa abuela.
Ahora hasta Don se ve viejo y fuera de su pecera; produce algunas cosas interesantes pero no sé si podrán alargarlo mucho más. En culquier caso la próxima, la séptima, será la última temporada, así que...