Sunday, May 23, 2010

Que vienen las suecas

En el blog todounpunto.blogspot.com (que me encanta porque apenas comete faltas de ortografía, tiene mucha gracia y es una mujer de verdad, aunque la mayor parte de sus comentarios sean de oligofrénicas) me entero de que ante la próxima boda de la heredera al trono de Suecia, la princesa Victoria (esa con la que Pérez-Reverte soñaba con casar al príncipe Felipe para que sus herederos fuesen reyes de Suecia y de España y dejar a la pérfida Albión rabia rabiando), la noticia de la semana es la polémica entre la casa real y el representante de la iglesia sueca. Al parecer la tradición del país dice que la novia se encuentra con el novio en la puerta de la iglesia y avanzan juntos hasta el altar, nada de que la lleve su padre del ganchete; esto es un símbolo de la libertad y la emancipación de las mujeres, porque no pasan de la tutela del padre a la tutela del marido y van por su propia voluntad al matrimonio. La princesa Victoria quiere olvidarse de la tradición e ir del brazo de su padre (lo habrá visto en otras bodas europeas y le parecerá más bonico).
Yo me quedo patedefuá y creo que esta noticia, junto a la proliferación en tiendas y playas de España de partes de arriba de bikini para las inexistentes tetas de los bebés, es una pista indudable de que se acerca el fin del mundo.

Friday, May 14, 2010

La autobiografía de Antonio Ozores

En un día como antesdeayer procede una entrada como la de hoy. El noviembre pasado un amiguito me enseñó uno de los regalos de su reciente cumpleaños: la autobiografía de Antonio Ozores. No sólo escrito, sino también editado por él mismo, el libro era un despropósito que justificaba la existencia de los editores ante el apocalipsis que se avecina con el libro electrónico. Lleno de faltas de ortografía, errores gramaticales, frases que empezaban para no concluir, anécdotas repetidas, capítulos que duraban quince páginas y otros que duraban media carilla... daba como hasta cosa leerlo porque te ponías a pensar si Emma no habría podido pasarle el corrector de word o pedirle a amigo que le echase un vistazo y le aconsejase seguir algún tipo de patrón, cronológico o temático, pero algo al fin y al cabo.
Y ya veis, al final el ser una cosa tan caótica y amateur terminaba por acrecentar el valor del libro. Las faltas y el sin sentido de la narración pegaban de maravilla con el humor particular de Antonio Ozores (por mucho que dijese que en la televisión sólo se salvaban "Sé lo que hicisteis" y "La hora de José Mota") y con la errática descripción de sus recuerdos, un poco a lo monólogo interior, pero monólogo interior como son de verdad los monólogos interiores, no a lo "Cinco horas con Mario". Así que si encuentran el libro por ahí, sin editorial ni sello conocido (esto se lleva mucho, de piedrita me quedé cuando vi en la estantería de novedades de la Fnac la novela autoeditada del cantante de Extremoduro, sobre vampiros, por cierto), comprénlo sin miedo, aunque sólo sea por los descacharrantes pies de foto dedicados a su hija Emma y a su perro "Nosé".


No hay nada más gracioso que un bebé diciendo un taco.



También mencionaba a otro perro que se llamaba "Ahivá", pero se ve que no hacía cosas tan graciosas como "Nosé".