Wednesday, September 08, 2004

Marujita Díaz, gente de la aldea, accidente de coche

He ido a comer al mexicano que es el mejor de todos los mexicanos del mundo, no me canso de decirlo (opinión corroborada por gente que ha comido en mexicanos de capitales europeas y sudamericanas, excepto, claro está, México DF, por cierto, has sufrido un terremoto, hacía ya tiempo eh? la tierra no nos deja relajarnos ni un momento) y estoy sufriendo ahora una digestión pesadísima, cuando llegue a la aldea para estudiar y terminar de leer un libro de Said (intelectual árabe-estadounidense -sí, las tres realidades son compatibles- premio príncipe de Asturias de la Concordia) creo que me voy a llenar de infusión de hierba luisa (está legalizada) antes de ir a la cama. Estuve hablando con mi padre de la actuación de Marujita Díaz ayer en ese nuevo programa cuyo nombre no es que no quiera, es que no soy capaz de acordarme. Ayer se estrenaba ese, sobre el corazón y cámaras secretas del Mundo Televisión y otro en Antena 3: la Isla de los Famosos, versión hispana del concurso de ¿éxito? del mismo nombre. Cuando volví de Roma le traje a mi amiguito Gabbo una Hello que ví en el aeropuerto en cuya portada Buff... perdón, Sarah Michelle Gellar y Freddie Prinze Junior (¡qué soso es el pobre!) sonreían al vender la exclusiva de la boda. Y dentro del Hello venía un especial sobre la isla de los famosos de allí, en el que sólo reconocí a... cagaros por la pata ¡Uri Geller!
A todo esto... ¿con qué estaba yo, que se me ha ido la pinza? ah, sí, ¡Marujita Forever! Partimos de la premisa de que estos personajes están ahí, en la pequeña pantalla, con el único objetivo de entretenernos. Si la visión de Marujita haciendo chiribitas con las córneas o la de Parada reclinado en el piano, o la de José Luis Moreno hablando desde las alturas y concediendo deseos como un Dios finisecular no le entretiene, puede apagar la tele y solazarse con la lectura de Juan Ramón Jiménez, por ejemplo, y sentirse parte de esa "inmensa minoría". Quitemos lo de inmensa. Pero si estas respetabilísimas actividades le hacen gozar (a mí está claro que sí, aunque en pequeñas dosis, y que conste que estoy orgullosísima de mí,
disfrutando de lo mejor de ambos mundos; y es que ambos extremos me resultarían repelentes casi por igual) pues genial, estará encantado como yo del espectáculo marujil saliendo adelante ante la evidencia, negándolo todo, armando alboroto, publicitándose, diciendo burdeces, enseñando la pierna embutida en una bota de dominatrix de la que sus muslos pugnaban por escapar... No tiene ni un pelo de su cardado sesentero de tonta, Marujita. Su experiencia e ideas sobre cómo hacer un montaje, muy exactas; su opinión sobre cómo conseguir más entradas para una página web, dignas de toda consideración; y sus juicios sobre las fotos de la boda de Sara Montiel: "parecían un nacimiento, como enanitos liliputienses en un portal" regocijantes a más no poder. Si yo fuese ejecutivo televisivo la contrataría ya como comentarista del corazón o como consejera sentimental con su propia línea telefónica. Además de todo eso, ella nos ha traído a Dinio, el hombre del nuevo milenio, el emblema de la generación jasp, el macho, el icono, la avanzadilla de la colonización cubana.
¡Cuándo pasen veinte años extrañaremos tanto estos momentos!
Por cierto, el horror: ayer fue el cumpleaños de mi madre y me olvidé de llamarla por teléfono.
Este lunes volvía yo del cine –de ver "Atrápame si puedes" ¡cuán asquerosamente comercial soy! Me gustó, el final y el principio un poco lentos pero sí, me entretuvo, disfruté de la banda sonora, del homenaje a Bond, James Bond, y del vestuario 60´s. Lo mejor fueron los títulos de crédito: merece la pena que la próxima vez que vayáis al cine, lectorcitos, os coléis en una sala donde la emitan sólo para verlos, y una vez aparezca el careto de DiCaprio en la pantalla podéis regresar a vuestra proyección de 24 hour party people, o Dolls, o lo que sea por lo que hayáis pagado la entrada, diciéndole al acomodador (si es que anda por ahí) que os habéis equivocado de sala porque no soléis ir mucho al cine con lo que ha subido de precio, y eso sin contar las palomitas y las coca-colas, que es que ya es un abuso y a ver si se aprovechan menos del espectador, que luego se quejan de que bajan las recaudaciones, pues no me extraña, joder, señor acomodador, un poco de perspectiva- Llegué a casa y estaba una de mis compañeritas de piso secándose el pelo en su cuarto porque cada vez que ella se ducha se inunda el baño y le da miedo secarse el pelo allí, sobre las baldosas mojadas, por si se electrocuta; me dijo que me arreglase que había quedado con la hija de la novia de su padre para ir a tomar unas cañas y a jugar al trivial con estudiantes extranjeros. Fuimos a una cervecería irlandesa en la que sonaban viejos y nuevos éxitos rockeros y en el que las conversaciones que se escuchaban eran en inglés y con acento gaélico. El rollo era el siguiente: se formaban grupos en los que cada miembro tenía que poner un euro por participar, había rondas de preguntas en inglés, que cada grupo debía contestar en una hojita, luego se decían las respuestas y al final el ganador se quedaba con el bote de los euros aportados por cada participante. En nuestro grupo estábamos mi compañerita, la hija del novio de su madre, dos amiguitas de ésta y tres jóvenes de variados aspectos y pertenecientes a distintas tribus urbanas. Entre el barullo de unos que teníamos al lado y el que las preguntas eran en inglés yo no me enteraba de nada, el bello joven londinense que las leía tenía que repetirlas varias veces a cada grupo y traducirlas él mismo. Nuestra actuación no iba mal del todo de no ser por cosas tipo "cuántos huesos tiene el cuerpo humano" o "cómo se dice orquesta en japonés" (karaoke, valiente chorrada) hasta que llegó la ronda de preguntas sobre cine en la cual pude lucir mis conocimientos de inculta con mucho tiempo libre, respondiendo a quién dirige "8 mile" o cuál es la última película de Catherine Zeta Jones. Cuando dije que "10 razones para odiarte" estaba basada en "La fierecilla domada" todos me felicitaron y me gané la simpatía del resto de los participantes (para mi contento y satisfacción, claro) Luego se llevó a cabo la prueba práctica, que consistía en comer un plátano del modo más "hot" posible. Guardo bellas imágenes de esos momentos que quedarían desvirtuadas al pasarlas a letra. Quedamos de segundos en el trivial, así que nos obsequiaron con una botella de vino. Me puse a conversar con uno de mis compañeros de juego, que llevaba un look imposible: una boina entrañable cual Paco Martínez Soria, una camisa con un estampado muerto y remuerto una vez pasado 1996 y una americana morada –que yo juraría que era de su madre- Estudiaba periodismo y además de eso árabe, lo cual me permitió interrogarle amablemente (a todo el mundo le gusta hablar de sí mismo) acerca de la dificultad de la grafía, que "sí, cuesta, pero una vez aprendido el alfabeto ya está la mitad del trabajo hecho. Lo jodido es que no ponen vocales" la gastronomía "el otro día fuimos a cenar toda mi clase a un restaurante árabe: todo muy rico, muchas verduras, muchas salsas, muchos tés variados y al final una gran pipa", y sobre todo darle un repaso a la última política internacional: Bush, Irak, Corea del Norte, conflicto palestino-israelí, los fanáticos en el Islam y en el cristianismo también, el poder oculto del petróleo... Un par de días después Ariel Sharon vuelve a ganar las elecciones. El chico éste se llamaba Jhon Barry porque su padre era inglés, de Dover, como la tía Betsy de David Copperfield (no el de la Schiffer, que por cierto nos mira este mes desde la portada de la Marie Claire) y me estuvo dando un tour turístico "parlado" sobre los blancos acantilados y el puerto de su ciudad inglesa. El mejor método para aprender cosas es declarar tu ignorancia sobre un tema que tu interlocutor domine y decir simplemente: ilústrame, por favor.
Ahora mientras bajaba hacia casa los del bar de enfrente tenían montada una juerga con guitarras y cuencos de vino al tiempo que cantaban el porrompompero. Pensé que eran los gitanos que han montado una iglesia en donde antes había una academia de baile, que me enteré porque estas navidades una amiguita llegaba a su casa de la playa (oig) con toda la familia muy de mala hostia tras una discusión filopaterna, y de pronto al entrar en el salón su hermano cogió un palito del suelo y se empezó a reir muy nerviosamente, y al darse la vuelta había una tremenda batería de profesional allí en el medio, y el palito era una baqueta y la batería el regalo navideño de su padre, que se lo había comprado a los gitanos que estaban montando la iglesia delante de mi casa y se habían comprado una batería entre los instrumentos para "el culto" pero al parecer los más ancianos protestaron y dijeron que nada de baterías en el culto, así que se la vendieron al padre de mi amiga, que se la regaló a su hijito.
porrompompero, porrón, porronporromponponpero, pero, porromporromponpompero, porrón, porromporromponponpon...
Se supone que debería estar estudiando para aprovechar esta saturday night I feel the air is getting hot con cosas útiles, pero no. Por lo menos no estoy viendo los Goya, como mi padre, al que consideraba una persona estable y equilibrada.
Revisando papeles viejos me he encontrado una de esas notitas que te pasas durante las clases del cole (o del instituto, o de la universidad) para hacer más amena la charla del profesor, en los que tú mantienes una charla paralela con un compañerito de clase; en esta notita mi partenaire de conversación ponía algo de "en todos los pueblos hay una Isolina" Pues bien, esas palabras han sido como la magdalena para Proust y han desencadenado un torrente de recuerdos en mi cabecita atribulada.
En mi aldea no hay Isolina, hay Isolino, que está casado con Regina.
Mi abuela se llamaba Luz Divina. Y sus hermanas, Herculina y Preciosa. Se ve que mis bisabuelos tenían una desbordante imaginación o vivían en una especie de cuento de hadas de Perrault. Para mía la tía Preciosa siempre fue "la tía Preciosa", nunca se me ocurrió considerar que su nombre tenía un significado más allá del puramente nominal, es como esa gente que se llama Magdalena, cuando te dicen su nombre no piensas: ¡anda, como el bollo!, igual que no piensas "uy, cómo me empachan" cuando alguien te dice que su madre se llama Cristina. Pues para mí la tía Preciosa era igual, claro que no es comparable porque al fin y al cabo llamarse Preciosa no es lo mismo que llamarse Cristina. Y para colmo la abreviatura que utilizábamos era "Precio"
Una prima lejana de la aldea (en la aldea todo el mundo es primo lejano) se llamaba Placeres (y su hermana Dolores ¡no te jode!, apostillo yo alegremente, jojojo... parezco uno de los guionistas de Siete vidas)
El marido de la tía Preciosa se llamaba Urbano, que yo siempre he considerado que es un nombre de lo más normal pero al parecer a la gente le choca la hostia.
Estoy enterada de la existencia real de una persona que se llama Masturbina. Lo han oído bien, sí, M-a-s-t-u-r-b-i-n-a. Ese nombre nos dejó tan traumatizadas a mis amigas y a mí que nos pasamos todo 3º de BUP diciéndoles a los chicos que nos preguntaban nuestro nombre: "Masturbina, pero me llaman Mastur" Eso quizás explique el porqué no fue un año muy fructífero en cuanto a ligoteo se refiere.
En mi aldea hay multitud de Erundinas y de Agapitos, pero éstos ya son más usuales.
Bueno, también aquí en la no-aldea hay padres con muy mala hostia o muy gilipollas. Un consejo gratuito de Ra Está En La Aldea Manuales de Autoayuda: nunca le pongáis a un hijo vuestro un nombre que esté de moda en el momento, por mucho que os encante, por mucho que admiréis a su propietario. Como muestra un botón: el padre de una de mis compañeritas de piso es médico y entre sus "clientes" se cuentan unos gemelos de diez años llamados Brandon y Brenda, tócate los cojones, manolo (ay, qué barriobajera estoy, de verdad, no me reconozco)
Volviendo a la aldea, también hay personajes que responden a nombres como Credia, Hélida, Albino, Severino, Helio (hijo de Oxígeno, jojo, es que me parto), Silio, Alsira, Orestila...
Claro que la palma, el premio al nombre más inclasificable y chanante de todos es el que ostenta con gran honor la vecina de al lado de mi casa de la aldea, gran amiga de mis ancestros y aún vivita y coleando: se llama, así como lo oís, así lo pone en su DNI, no es un diminutivo ni nada, se llama... Osita.
Os dejo para que recapacitéis.
No he comentado que me además de ver la tele y ver la tele también me estoy sacando el carnet de conducir (desde hace un año y medio, me lo estoy sacando...) Pues bien, hace dos días iba yo toda flamante al volante del fiat punto rojo con el que hago las prácticas, charlando con mi monitora sobre las modelos que se quedan preñadas y quieren que les hagan cesáreas porque así ya les quitan toda la grasa acumulada durante el embarazo y en seguida recuperan su medio de vida, es decir, ese vientre plano y lisito que está pidiendo a gritos una portada en Sports Illustrated. Conducía por una calle ancha, una avenida de acceso a la ciudad, una travesía (por favor, no me pidáis que la defina correctamente, era una calle y ya está) cuando, al final de un ramal de entrada a la calle, y en medio de mi carril, diviso a unos coches parados haciendo no se qué coño. Vete frenando, me dice la monitora. Yo voy frenando, piso embrague, voy cambiando de marcha (qué bien se me da utilizar este vocabulario técnico, eh?) y de pronto, el impacto. Notamos un tremendo golpe por detrás, un ruído de cristales, el cinturón me sujeta, me golpeo la cabeza -efecto rebote- con el respaldo del asiento y a través de la ventanilla trasera veo cómo la furgoneta blanca que nos acaba de dar atraviesa media calle, salta una mediana de cemento y se queda atravesada entre dos carriles.
-Hostia- digo yo, entrando en ese momento en un estado de perplejidad del que no salí hasta un par de horas después.
La monitora me mira... no sé, indescriptiblemente. Me dice que no hemos tenido nosotros la culpa, que la furgoneta debía venir mangada. De la susodicha furgoneta sale una chica con un bebé en brazos. Histerismo colectivo: la chica grita "¡mi niño! ¡mi niño!" El bebé llora, la monitora se pone nerviosa, empieza a chillar, no encuentra el móvil, lo encuentro debajo de mi asiento, llama a otro coche de la autoescuela, llama a la policía, llama a su marido (que también es monitor) Total, que el bebé se calma a los cinco minutos, a mí me meten en el coche de otro profesor que acaba de llegar en plan "hombre responsable al rescate", llega la grúa para sacar la furgoneta, la policía nos da la razón a nosotros (yo, por extraño que parezca, no tuve la culpa) y no se acuerdan de mí hasta una hora después, que permanezco en el asiento trasero del otro coche de la autoescuela mirando cómo todos los conductores que pasan miran "mi" coche con esa expresión, estoy convencida, de "a estos de las autoescuelas no los tenían que dejar salir a la calle" Por lo demás, sin incidentes. Ayer pasé por delante de un Wall Street, había una especie de reunión de afectados, con cámaras de la tele recogiendo testimonios indignados y tal, y me encontré a mi prima, que es una de los estafados. Me acordé de mi cena navideña, en la que ya me previnieron sobre la próxima ruína del centro de idiomas.
Mmm... qué sueño... ¿qué dan hoy por la tele? ¿La isla de los famoSOS?

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