Wednesday, September 08, 2004

Julio Camba, alfabeto árabe, Cosas de vanguardia, ideas de retaguardia

Ra está en la aldea recomendaciones culturales presenta... Julio Camba
Si queréis adquirir una pequeña pátina de cultura para poder exhibiros ante vuestra futura suegra mientras os sirve el té con pastas y que piense que eres un individuo viajado y culturizado, un viajero, no un turista, lee a Julio Camba, querido lector: Alemania, Londres o los USA aparecen trazados de tal modo que leyendo un par de sus artículos (breves y deliciosos mojar el dedo en el bote de leche condensada mientras la viertes en un bol para hacer una crema de limón) podéis apropiaros de sus reflexiones sobre esas "razas" (uy, pero qué Rodhesiano me ha quedado eso) y enunciarlas mientras le dais una calada a la boquilla de vuestro cigarrillo turco, para quedar como el hombre leído y viajado y sabio que sois. Es divertido, tiene ritmo, es ágil, clarividente, tiene frases geniales y hace reflexionar, sobre temas de lo más frívolo a los de más enjundia. Está publicado en Austral muy baratamente (esto es por si toda esta parrafada no cae en saco roto y produce algún efecto práctico, cosa que dudo. Cambiemos el mundo sin cambiar el planeta) y es facilísimo de encontrar en ferias del libro antiguo y tal y cual, así que ya sabéis: "Un año en el otro mundo", "Alemania", "Londres, la ciudad automática" o "Sobre casi todo", o "Sobre casi nada", o lo que queráis, que todos sus librillos tienen un sprint estupendo y son una pocholada (¡¡Pocholooooo te quiero!! ¡quiero volverte a ver partirte la camisa cual Camarón en el escenario!), tan livianos o tan reflexivos como su lector quiera.
Para rematar, un poco de sal que a los ujournals falta les hace: ayer me comieron el coño trazando el abecedario con la lengua, mismito mismito como en Crueles Intenciones, pero trazando los caracteres árabes, que tienen mucha más rúbrica y curvas, como si fuese un acto de solidaridad con el pueblo iraquí en perspectiva del rumbo que ha tomado el mascarón de proa de la política internacional.
En pie de guerRA (perdonad, por favor, tan patético título)
Ayer, Jueves, acudía yo con una jipi trasnochada y un desequilibrado a una manifestación contra la guerra ignorante todavía de si la guerra había o no había comenzado. Sí, a ese punto llega mi frivolidad (y eso que me paso el día frente a la tele a la caza y captura de novedades sobre Hotel Glamour, ahora que está tan jugoso con todos esos malos rollos y dramas) eran las once de la mañana y al pasar ante la redacción de un periódico local (de esos que traen noticias del tipo de "una carretilla ha volcado esta tarde en el camino comarcal X provocando la ruptura fibrilar de los tobillos de dos viandantes") la vimos: la portada de la edición especial con las letras bien grandes, ahí, Guerra, el ataque ha comenzado. Bien, me siento un poco absurda poniéndome a despotricar desde esta mierda sobre eso y ya hay demasiada gente que lo hace, pero de todos modos diré que me encanta ver cómo la hipocresía rampante campa por ahí libre y espoleada por todo el mundo. Creo en serio que es la gran plaga de la contemporaneidad: la hipocresía zafia, obvia, que ya ni siquiera busca disfrazarse un poquito. Eso, y que recordad bien estos días porque dentro de unos años nos harán creer que las cosas sucedieron de un modo distinto, cuando esto sea pasado y papel mojado nos harán creer lo que ahora no pueden (me encanta ese "nos", tan de... no sé, la Trilateral, la conspiración judeomasónica...) y que una de las cosas que me parecen más horrendas es el bombardeo (vaya) es el bombardeo que se hace para irnos convenciendo poco a poco de que los árabes son unos fanáticos, que el Islam es una religión bárbara (¿religión bárbara? ¿acaso sería la excepción?) y que el ser musulmán implica estar dispuesto a quemarse a lo bonzo en nombre de Alá a cualquier momento. Y que una cosa trae la otra, y que esto es así y son todos unos locos. Y esto, esta comedura de olla (perdonad que utilice una expresión tan de tronkis) me parece algo realmente peligroso.
Bien, volvamos a ser Ra. No sé qué me pasa con los acontecimientos de importancia mundial (menos con la muerte de Lady Di) que siempre que ocurren estoy yo en la inopia: cuando se atacó Kosovo yo me atopaba de viaje en algún país extranjero (esta palabra, extranjero, hay que decirla arrugando la nariz) y no me enteraba de nada, hasta que decidimos pararnos ante un kiosco frente a una parada del metro (me acuerdo de cómo era el kiosco, pero no consigo recordar qué ciudad era ni de dónde) y nos pusimos a descifrar las portadas. Cuando me fui a Ibiza también, no sé qué pasó pero recuerdo que alguna tragedia ocurrió durante mi estancia allí. Y lo peor fue con lo del tan cacacacacareado once de septiembre, que todo el mundo puede contestar cuando le preguntan "¿Qué hacía usted en el momento en que cayeron las torres gemelas?", "Pues veía a Matías Prats Junior cagándose por la pata abajo" o algo similar. Yo nada, estaba en la aldea pintando radiadores (creo que esto está en la línea del tipo de cosas que me ocurren, como ahora, que tengo una raja en la frente y no es porque un gatito me haya arañado, como sería la explicación más lógica y probable, no. A mí se me ha tenido que caer una estación radiofónica encima) y aprendiéndome un tango que dice "y pienso en la vida... /las madres que sufren/ los hijos que vagan/ sin techo y sin pan... /vendiendo "la prensa"/ ganando dos guitas/ ¡Qué triste es todo esto, quisiera llorar!" cuando de pronto volvió mi padre de comprar más pintura (para los radiadores) y nos trajo la nueva, algo parecido a "vengo escuchando en la radio que Iraq ha atacado las Torres Gemelas y el Pentágono" ¿Qué cosas, eh? No sé, igual iba con la Cope puesta en el coche. Y fui al despacho a ver el móvil, y tenía nosecuántas llamadas perdidas y mensajes de mis amiguitos llenos de flipe y consternación, según los casos. Y ahora, ya veis, las once de la mañana, yo de charloteo, sin dormir, y dirigiéndome a protestar por una guerra que aún ni sabía que había empezado.
Me gustaría hablar también del vídeo de Michael Jackson, pero el ataque a Iraq merece una entrada para él solito. Pese a ello terminaré diciendo que ha empezado la primavera y que los cerezos del Jerte están florecidos, y gracias al telediario de la dos por recordármelo y hacer que yo termine esta entrada con una intrascendente mariconada llena de asombro por las cosas sencillas de la vida que hacen que te vayas a cama con una sonrisa y que tus lectores de journal no puedan contener las náuseas.
Despertarme con música, ropa guapa, filosofía oriental, de marxa con lo´ colega´, un baño al atardecer...
Bueno, yo es que lo flipo, colegas. Acabo de ver la portada de la Rolling Stone edición de aquí y adivinad quién sale en la portada: nada menos que Ellos, los omnipresentes Upa Dance: ¡Rober, Pedro y Lola se montan un trío! Rezaba el titular. En la imagen de la portada Pedro (Pablo nosequé, es que no me acuerdo del apellido de ese cuervo con entradas), próximo firme candidato a icono gay del año, aparece como arrancado de una foto del Advocate agarrando a una boquiabierta Beatriz Luengo de los pechos. El redactor titula además, en un alarde de ingenio verdaderamente epatante, al grupo como A-Upa Dance. De verdad, de verdad, cómo decae la cosa... desde que salieron los de Operación Triunfo en la portada poco había ya que esperar, pero es que esto es ya lo último. Claro que hay que vender, eso me parece perfectamente legítimo, y atrae mucho más una portada con Lola en tetas y los maromos sin camiseta (hecho que, como las palizas a los manifestantes, no es novedad) que... no sé... los propios Rolling Stones promocionando su septuagésimo recopilatorio. Pero coño, que no se les note tanto el parecido con la Vale. (La sacrosanta, la eterna, la fuente de mil regocijos en tardes bollicao Nuevo Vale)
Mañana me voy a pasar el fin de semana a Lisboa. Últimamente estoy un poco perpleja con mi comportamiento, hago cosas que no son propias de mí y creo que no estoy "en mi estado natural" Esta tarde he asistido a una conferencia que ha sido como de lo más surrealista que he vivido últimamente. El conferenciante, el ilustre Rupert de Ventós (Rupert o Rubert, ay, frágil memoria la mía) se trajo a sus hijitos a la charla, hijitos de cinco y siete años más o menos cada uno, unos niñitos rubios y hermosísimos, de lo más de anuncio: "el Fran" y "la Chita" ¿? ¿En qué cabeza cabe llamar a una hija Chita? (salvo, quizá, en la Michael Jackson) (después de lo de "Mantiña"... ¿verdad, Estigma?) En el caso de que sea Conchita para eso está el diminutivo Conchi, creo yo, tan clásico y con tanta solera. Los niños dibujaron tranquilamente durante la primera hora de la conferencia, mientras su septuagenario padre (cómo me recordo a Anthony –Zorba el Griego-, que en gloria esté) les hacía de vez en cuando guiños y caretas, para regocijo del público más que de los infantes. Me pregunto en qué cabeza cabe eso de traerse a los niños de charla sobre "Cosas de vanguardia, ideas de retaguardia" desde Cataluña, supongo. Para colmo un treintañero profesor de química no dejaba de charlotear con Chita, la niña rubita, toqueteándola en cuanto tenía ocasión desde la primera fila, aparentemente todo muy castamente, pero con intenciones inequívocamente pederásticas. Al llegar un momento de la conferencia "el Fran" no dejaba de hacer aspavientos tales que los de María Jesús y su acordeón en la elaborada coreografía del Pajaritos (esa joya verbenera), siendo ignorado ampliamente por su padre, hasta que alzó su vocecilla exigiendo: ¡es que quiero beber" Y el señor conferenciante se levantó de la mesa para acercarse a la butaca brindándole la botella de FontVella al precioso niño que llevaba uno lindo jersey de Zara niños (la filosofía no da para gastos, amiguitos)
A ver qué tal Lisboa; predigo una semana santa en soledad y depresiones frecuentes, así que aprovecharé ahora.
Un panchito dice:
sonaré muy cursi, pero te diré lo que dice: "Respecto a lo importante: te quiero; y lo que es peor: te quiero de verdad"
Recomendado por Gabbo Fritzpatrick, marca registrada.

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